BRINDAR ASISTENCIA A ADULTOS CON ENFERMEDADES CRONICAS PUEDE REPERCUTIR EN TI.
BRINDAR ASISTENCIA A ADULTOS CON ENFERMEDADES CRONICAS PUEDE REPERCUTIR EN TU ESTABILIDAD PSICOLOGICA… PERO PUEDES CONTROLARLO.
INTRODUCCION.
Una situación que puede ocasionar un cambio en la dinámica familiar puede ser cuando un miembro comienza a presentar una enfermedad que le imposibilita realizar actividades de forma independiente; pueden considerarse las enfermedades crónicas o padecimientos severos, como algunas de las causas que generen este cambio en la estructura familiar. El acompañar a un familiar en su recuperación inicia una variación en la rutina y en el curso diario de quienes le acompañan, ya que se vuelve una prioridad cumplir con las necesidades básicas que tiene la persona con algún padecimiento. El cambio exige una adaptación, lo cual conlleva que se dejen de hacer ciertas cosas que se tenían acostumbradas, así como también puede contemplar la desconocida respuesta de cuando el familiar podrá recuperarse por completo, también hay que considerar como las expectativas que se pueden tener por el mejoramiento del familiar, puede causar frustración si no se llegan a cumplir.
El atender a un familiar es una prueba del compromiso que puede asumir quien decide asistirlo, pero hay ocasiones en las que el cuidador empieza a lidiar con frustraciones explicitas del tener que cuidar a su familiar, por lo que esto puede repercutir en su estabilidad psicológica y a su vez, puede alterar la calidad con la que brinda la atención a la persona a su cargo. Es por ello por lo que se considera necesario que el cuidador mantenga un equilibrio psicológico, ya que así se podrá prevenir de verse afectado en algún aspecto de su vida, pero también podrá seguir en el curso del tratamiento de su familiar de forma saludable.
EN ESTE CONTENIDO VAMOS A PLANTEAR FORMAS PARA CONTROLAR Y RESPONDER A LAS CONSECUENCIAS QUE PUEDEN SURGIR EN UN ASPECTO DE LA VIDA COTIDIANA: EL BRINDAR ASISTENCIA A UN FAMILIAR QUE TIENE DEPENDENCIA DE QUIEN LO CUIDA.
CAUSAS QUE PUEDEN PERJUDICAR AL CUIDADOR.
Hay que comenzar por definir los componentes que integran este tipo de situaciones para poder entenderla mejor. Primero hay que considerar a las patologías crónicas, las cuales por sí mismas conllevan un efecto perjudicial a las personas que la presentan, dependiendo del tipo de enfermedad crónica. Por otro lado, el comenzar a lidiar con una enfermedad de este tipo, causa en la persona una adaptación de un estilo de vida diferente al cual se estaba acostumbrado, lo cual genera en el aspecto psicológico del enfermo, consecuencias que pueden afectar a su salud mental. El solo proceso de tener limitaciones, a causa de la enfermedad, genera un reto y una asimilación, poco a poco se va asimilando la idea de los cambios. Las necesidades de alimentarse, de asearse y desplazarse son fundamentales en el enfermo, pero cuando el padecimiento limita a que ya no lo pueda hacer de forma autónoma, es cuando necesita un apoyo y se convierte en un dependiente de su cuidador para que cumpla sus necesidades básicas, así como también la ingesta de medicamentos que sea incluido en su tratamiento de recuperación.
La persona que cumpla con el rol de cuidador también tiene consecuencias psicológicas en su persona, tales efectos dependen de los factores que acompañen a la situación de la enfermedad crónica, es decir, el pronóstico que haya de la enfermedad, la forma en la que se le brindo la noticia de la situación de su familiar, el apoyo de otros familiares en el cuidado del enfermo y, más factores que dependen de la persona a cuidar y del cuidador.
Ahora vamos a tratar de definir a la persona que asume el rol de asistir al familiar que presenta una enfermedad crónica; se suele denominar cuidador principal o informal a la persona o, también se otorga este concepto a los familiares de la persona enferma que lo cuidan, ya que en ocasiones no solamente es un miembro familiar, sino que pueden ser más los que le ayudan a cumplir con las necesidades básicas que tiene, como son la alimentación diaria, la higiene personal, la ingesta de medicamentos, realizar actividades de ocio, trasladar a la persona a revisiones médicas, análisis de laboratorios, consultas con especialistas, también apoyan al familiar en trasladarse en su casa, pararse, acostarse; dependiendo de la situación de la persona enferma, las necesidades a cumplir serán diferentes. El cuidador principal prácticamente cumple también como un vigilante y supervisor, ya que está al pendiente de su familiar y se asegura que se alimente adecuadamente, que tome por completo sus medicamentos y que expresé cualquier inconformidad o queja que tenga para poderlo ayudar.
El cumplir con lo anterior y otras cosas que puede que yo no este mencionando, hacen que el cuidador adecue su rutina diaria, su designación del tiempo de sus actividades para dirigir el tiempo necesario a su familiar, también puede verse afectado su trabajo por tener que cumplir con asuntos médicos en su horario laboral o inclusive atender situaciones de emergencia de salud del familiar. Es clave también incluir que la cuestión monetaria está presente como un factor que influye en el cuidador, ya que en ocasiones la situación de la enfermedad exige gastos que no se tenían contemplados o de los cuales no se tenía preparación alguna, este aspecto genera una preocupación de la cual el cuidador se tiene que encargar. También acompaña a su familiar de forma moral en la posible angustia que este teniendo por la pregunta: ¿CUÁNDO PODRE RECUPERARME?
Podemos señalar que el familiar que asume el rol de cuidador principal o informal puede entenderse como la persona que brinda asistencia, sin tener retribución alguna, a personas enfermas o de mayor edad, cubriendo las necesidades básicas de la persona durante diferentes lapsos del día durante un periodo prolongado y en su mayoría, indeterminado. Sin lugar a duda, quien asume este rol ve afectadas sus actividades regulares, como sus relaciones sociales, familiares, laborales y su propia salud.
Podemos considerar como estabilidad psicológica a la capacidad de mantener en funcionamiento optimo las emociones, las conductas, los pensamientos e ideas, a pesar de circunstancias variantes que puedan causar tensiones y agobios. Esta capacidad de la personalidad no se trasmite o hereda de forma generacional, más bien es una capacidad que tiene un desarrollo a través de la formación de los rasgos de la personalidad, es decir que cada persona prospera en su capacidad para afrontar situaciones que le causen estrés en el curso de su vida, dependiendo de las experiencias que va teniendo, la forma en la que aborda cada situación va generando un aprendizaje para responder a factores que inquieten a su estabilidad psicológica.
Hay que distinguir el tipo de dependencia en el que se encuentra el familiar, ya que las enfermedades causan dependencia total o parcial. La primera se distingue por la ausencia de la capacidad independiente para realizar actividades, generando la necesidad indispensable de contar con un cuidador para que le pueda asistir y brindar ayuda en el cumplimiento de las actividades cotidianas, así como también necesita apoyo y tener el acompañamiento para el proceso de la enfermedad y a la asistencia a los servicios de salud. Las personas con dependencia parcial, en cambio son las que han tenido una reducción en sus capacidades, si bien no necesita por completo la ayuda de un cuidador, pero si necesitan el apoyo para realizar de forma óptima sus actividades. En ambos casos se necesita ayuda para cumplir las necesidades de su higiene personal, alimentación y desplazamiento. Por lo que las enfermedades crónicas con total o parcial dependencia necesitan de un cuidador principal a causa de presentar un deterioro orgánico y funcional, del cual la persona enferma no podrá favorecerse en su propio autocuidado, por lo que la urgencia de otra persona para satisfacer sus necesidades básicas de su vida diaria.
Hay que tener presente que hay casos en las que la enfermedad crónica ya ha limitado a la persona de forma irreversible respecto a ciertas capacidades, pero también hay casos en los que pueda haber una recuperación de las capacidades que se hayan disminuido en cuando a su funcionamiento. En estos 2 casos, la asimilación es diferente ya que en el primero, se tiene que te aceptar que las capacidades de la persona ya son limitadas y el cuidar de esta misma, será algo constante. Se llega a un momento en el que brindar atención al familiar ya forma parte de la rutina diaria de quien lo atiende, pero entre el espacio de comenzar a cuidar para adaptarse a esa rutina y, el lograr que se vuelva un hábito es donde se dan mayores afectaciones a la estabilidad psicológica, donde se presentan repercusiones en el comportamiento del cuidador principal, por ello es imprescindible abordar este lapso teniendo previamente consideraciones que puedan hacer que el afrontamiento a tales consecuencias puedan ser controladas.
CONSECUENCIAS EN LA ESTABILIDAD PSICOLOGICA DEL CUIDADOR.
Relacionando los conceptos que hemos definido hasta ahora, podemos explicar algunas de las consecuencias y la forma en la que repercuten en la estabilidad psicológica de las personas cuidadoras. La enfermedad que padece el familiar es un detonante directo de estrés, ya que recibir la noticia genera preocupación por el estado de salud del familiar y su recuperación, el que no se conozca el momento exacto en el que se logrará, hace que la preocupación por desconocer cuando podrá curarse el familiar sumerja al cuidador en estrés. Aunada a la enfermedad también está presente como causante de agobio en el cuidador, el estado emocional en el que se encuentra el familiar enfermo. El familiar puede estar desmotivado, angustiado y frustrado por no poder recuperarse pronto, por tener que aceptar su situación de dependiente parcial o total, así como también el desconcierto de cuándo podrá recuperar sus capacidades. Ante este estado emocional del familiar, puede mostrarse afligido, lo cual representa una responsabilidad a cumplir por parte del cuidador, en la que tiene que ayudarle a que pueda cambiar su perspectiva y la manera en la que está abordando esa situación preocupante. Las causas de agotamiento emocional se presentan de manera similar en la persona con la enfermedad crónica y en la persona que brinda cuidado y atención, pero la forma en la que impacta cada consecuencia es diferente en estos dos sujetos, ya que su calidad para afrontar la situación es diferente.
Mientras el cuidador brinda atención a su familiar, pueden surgir efectos con los que tiene que lidiar, estos repercuten en varios aspectos del cuidador, en cuestión psicoemocional se pueden presentar sentimientos de miedo e inseguridad ante el desconcierto de la recuperación del familiar, lo cual genera fatiga en el cuidador y de no ser controlado va tomando un estado grave. También se pueden manifestar sensaciones de impotencia o frustración por brindar ayuda al familiar y considerar que no está habiendo una mejora en su estado de salud, lo cual aumenta la tensión con la que está lidiando el cuidador. La acumulación del estrés puede distorsionar funciones cognitivas, como la memoria, la concentración y la atención del cuidador, lo cual puede afectar otros ámbitos de la vida del cuidador, como bien puede ser su trabajo, su familia, su socialización o su vida personal. El cuidador puede estar omitiendo actividades, puede pasar por alto responsabilidades que tiene que cumplir, tanto en aspectos en lo que se desarrolla, así como también consigo mismo. Por ello puede suceder que el cuidador olvide la necesidad de preservar su salud mental estable y este sometido a una inestabilidad grave.
También se manifiestan consecuencias de carácter físico y fisiológico, se pueden presentar síntomas como dolores osteomusculares, fatiga y agotamiento físico. Al realizar las diferentes actividades para satisfacer las necesidades básicas de la persona enferma, puede haber un requerimiento de exceso físico al desplazar o mover al familiar, al realizar esto de manera constante se dan algunas de las consecuencias mencionadas. Así mismo se pueden dar alteraciones en el periodo de sueño, desvelos y falta de sueño, por lo que también se presentan consecuencias a nivel físico. El estado físico del cuidador se ve afectado por el continuo esfuerzo de actividades que le demandan una exigencia física alta, así como también la realización de actividades físicas de manera inadecuada, las consecuencias se presentan en dolores musculares que, al irse acumulando, perjudican más al cuidador, por lo que posteriormente tiene que atender a su familiar y atender sus propias dolencias físicas. Las afectaciones físicas pueden dañar la calidad con la que se brinda la atención al familiar, por tener fallas en la memoria, se puede omitir el cumplimiento de las necesidades del enfermo, desde darle el medicamento que le corresponde a la hora adecuada, como olvidar citas que tiene programadas.
En cada cuidador las consecuencias podrán ser diferentes, en cuanto a la cantidad y la calidad, por lo que cada uno necesitara una manera propia y subjetiva de abordar cada factor que le perjudique, puede apoyarse en quien tenga experiencia en este tipo de casos, así como también puede buscar información por profesionales de forma directa, mediante la lectura de contenido confiable o con la apreciación de videos informativos. El familiar que brinda el cuidado tiene que conservar su salud mental y salud física en un estado óptimo para no desarrollar posibles psicopatologías o daños físicos graves, puede intervenir cuando distinga las consecuencias que se están presentando mientras se adapta al cuidado, también puede intervenir si se llega a desarrollar una psicopatología y que este en cualquier tipo de estado de desarrollo; toda consecuencia que se presente en este tipo de casos puede ser abordada y manejada.
RECOMENDACIONES PARA ABORDAR FACTORES ESTRESANTES.
Ante la descripción que se ha hecho sobre las consecuencias en la estabilidad psicológica y el estado físico del cuidador de un familiar enfermo, se plantean las siguientes recomendaciones:
1. La expectativa de la recuperación del familiar.
Generar expectativas resulta útil para motivarse mientras se está en el proceso de recuperación, la expectativa habitual puede ser que el familiar recupere su independencia y pueda realizar sus actividades de manera propia, o dependiendo el caso, puede que la expectativa sea que se disminuya el grado de dependencia para realizar las cosas, que las funciones puedan tener un mejoramiento. Hay que considera al momento de establecer expectativas que sean realistas y basadas en información que sustente lo que estamos esperando que se logre, que el profesional medico nos proporcione información sobre el pronóstico de nuestro familiar, para así considerar que vamos a esperar que se logre. Si lo que estamos esperando no llega a concretarse en el tiempo que habíamos estimado, hay que evitar la frustración y cuestionarnos porque no se haya logrado, quizá haya algo que tengamos que hacer diferente o, algo que llegamos a omitir, por lo cual estas variables pueden afectar en las expectativas que teníamos planteadas. Si una expectativa no se cumple, no hay que creer que algo estamos haciendo mal o, que no estamos siendo lo suficientemente buenos para conseguir la meta, sino que tenemos que analizar que estamos haciendo y como lo estamos haciendo. Hay que ser objetivos con nuestro desempeño al brindar cuidado a un familiar, hay que evitar juzgarnos y criticarnos de manera menospreciativa, sino estamos logrando algo, no quiere decir que no lo podamos conseguir mediante un cambio que realicemos en la forma en la que actuamos y abordamos la situación.
2. Las exigencias que hace el cuidador consigo mismo.
Solemos tener una exigencia constante con las cosas que realizamos y lo que alcanzamos a conseguir, buscando que podamos mejorar y evitar los errores; hay que considerar que en la medida que hacemos las cosas, es como podemos mejorarlas, exigirnos hacer las cosas de manera eficiente funciona para continuar intentando cumplir con nuestras exigencias, pero hay que evitar que nuestra conducta sea dirigida por estar cumpliendo exigencias de manera indefinida e incontrolada, hay que establecer un límite para saber hasta dónde nos podemos seguir demandando a nosotros mismos. El cuidar a un familiar con una enfermedad crónica, puede volverse una manera de estarnos exigiendo y calificando por la manera en la que logramos cumplir o no, con las necesidades que tenga nuestro familiar dada su condición. Es comprensible que nos dediquemos a tratar de cuidar de la mejor manera a nuestro familiar, pero hay que tenernos paciencia respecto al hecho de cumplir con esa meta, el no tener cierta habilidad, conocimiento o capacidad, no quiere decir que no lleguemos a brindar un cuidado adecuado a nuestro familiar. Si tenemos desconocimiento de cómo brindar asistencia en algún aspecto, hay que reconocerlo para poder plantearnos los aspectos que desconocemos para poder informarnos y capacitarnos, para lograr un cambio que simbolice un mejoramiento constante.
3. El manejo de las emociones del cuidador.
Las emociones están presentes en el cuidador, por lo que es necesario manejarlas de manera que no puedan afectar la estabilidad el cuidador mismo y que tampoco dañe la relación del cuidador en los diferentes ámbitos en los que participa. El cuidador puede validar sus propias emociones para comenzar a controlarlas, ya que es la forma inicial de expresar lo que está sintiendo: verbalizar lo que siente. Hay que evitar el no reconocer una emoción, cada emoción tiene un lugar, por lo que desconocerla hace que se esté reprimiendo, lo cual es nocivo para el control emocional. Hay que considerar que nuestras emociones son las que nos indican como nos sentimos, pero son nuestras conductas las que dirigen la forma en la que actuamos; si percibimos frustración por no ver que nuestro familiar se esté mejorando, con el hecho de gritarle o insultarlo, no vamos a conseguir que su recuperación avance, por lo que podemos validar que nos sentimos frustrados por algo que no se está consiguiendo, pero el manejar esta sensación implica que aceptemos como nos sentimos, para posteriormente descubrir que es lo que nos está haciendo sentir de tal forma y que pensamientos estamos teniendo sobre esto mismo, de esta forma estaremos siendo claros sobre lo que sentimos y porque lo sentimos, lo cual nos permitirá expresar nuestras emociones y manejar nuestro comportamientos tomando en cuenta que tenemos que cambiar los pensamientos que están influyendo en nuestra frustración y que conducta podemos elegir para cambiarla o adecuarla a la situación con la que estamos lidiando.
4. El dialogo con el familiar enfermo.
Cuidar al familiar enfermo no solamente implica brindarle cuidado y atención, la comunicación e interacción expresiva están inmersas, por lo que hay que prestar atención a la manera en la que nos dirigimos a nuestro familiar. La forma en la que nos sentimos puede influir en la manera en la que nos comunicamos con nuestro familiar, pudiendo llegar a ser ofensivos o despreciativos de manera impulsiva, lo cual es innecesario y desfavorable para la recuperación de nuestro familiar, además de que estaremos contaminando nuestro comportamiento. Lo menos que necesitamos es afectar a nuestro familiar con nuestras expresiones, así como tampoco necesitamos asumir un comportamiento hostil. El manejo de nuestras emociones nos va a permitir evitar que nos comportemos de esta manera.
En el dialogo con nuestro familiar es indispensable ser realistas y mantener un optimismo objetivo con nuestras expectativas, contestar a sus preguntas con tacto, amabilidad y teniendo información que asegure lo que estamos diciendo, también podemos incluir la motivación al momento de dirigirnos a nuestro familiar, darle una perspectiva que lo motive a mantener la actitud de mejorarse y de mantener una sensación placentera con su vida debido al esfuerzo que está ejerciendo para recuperarse.
5. Respecto a las consecuencias físicas.
Las afectaciones que puede presentar nuestro físico y diferentes sistemas de nuestro organismo son relevantes de atender, hay que evitar desplazarlo como algo menos importante, sino que hay que darle lugar de forma concreta y seria, si nos estamos viendo afectados en algún aspecto físico, hay que hacer algo al respecto, como acudir con un profesional adecuado para que pueda suscribirnos un medicamento pertinente, además de recibir orientación de cómo realizar las actividades del cuidado de las necesidades de nuestro familiar, sin llegar a lastimarnos. También para saber que precauciones higiénicas y físicas debemos de tener al momento de brindar asistencia a nuestro familiar; esto nos va a permitir evaluar y saber que limitaciones físicas podemos llegar a tener y así, no exigirnos físicamente más de lo que podamos hacer, esto último no tiene que ser razón para desmotivarnos, sino para ser sinceros con nosotros mismos y conocer que tanto podemos hacer. En dado caso que tengamos una consecuencia grave, no hay que descartar atendernos con un profesional y recibir la atención pertinente y adecuada para no caer en una consecuencia más grave y hasta irreversible, hay que actuar de forma preventiva y consciente respecto a lo que sentimos físicamente.
Podemos considerar que el cuidador de una persona con alguna enfermedad crónica es susceptible de tener una alteración en su calidad de vida en el aspecto de su salud mental y salud física, cabe destacar que no esto no sucede explícitamente por tener que brindar cuidado a su familiar, sino que en el proceso de adaptación para asistir a nuestro familiar está implicado el enfrentarse a factores y estímulos estresantes, el no controlar o abordar dichos factores es lo que puede desarrollar distintas consecuencias que ya hemos descrito, por lo que el cuidador no solamente tiene la responsabilidad de acompañar a su familiar en su recuperación y cumplir con las necesidades que este demande, también tiene la responsabilidad de hacerse cargo de que su propia calidad de vida pueda mantenerse establece ante los factores estresantes, para lograrlo es necesario que pueda manejar cada una de las consecuencias que se presentan en su caso al cuidar a su familiar. Al preservar su salud mental y física estable, el cuidador podrá brindar una asistencia adecuada y de calidad, además podrá fortalecer su capacidad para afrontar situaciones estresantes, en especifico el cuidar a una persona con una enfermedad crónica. El asumir el rol de cuidador es una tarea valiosa que necesita de diferentes esfuerzos, pero hay que prevenirse para que no haya un daño en la integridad del cuidador para que pueda mantenerse sano.
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